El «subterráneo alpino» de Saas-Fee se moderniza

La primera capa de nieve se ha asentado sobre Suiza y la nueva temporada invernal está oficialmente abierta. Ya sea para practicar deportes de invierno o para disfrutar del bienestar, los suizos y suizas se sienten atraídos por los Alpes. En el idílico municipio de montaña de Saas-Fee, en el Valais, los visitantes se encuentran con una sorpresa especial: el ferrocarril de montaña Metro Alpin, conocido como el «metro más alto del mundo», se ha modernizado este año - Gilgen estuvo trabajando a gran altura.

La estación del valle del Metro Alpin no se encuentra en Saas-Fee, a 1.798 metros sobre el nivel del mar, sino más arriba, en Felskinn. Un teleférico y un telecabina suben desde Saas-Fee hasta Felskinn, donde comienza el Metro Alpin. El funicular subterráneo asciende 476 metros de altitud en su trayecto hasta la estación de montaña Mittelallalin, a 3.456 metros sobre el nivel del mar. En estas condiciones de trabajo excepcionales, los retos son inevitables.

Transporte con máquinas pisanieves
Transporte con máquinas pisanieves

Gilgen recibió el pedido de las nuevas puertas de andén en un plazo relativamente corto. La primera entrega estaba prevista sólo seis semanas después de la confirmación oficial en primavera. Casi toda la producción de Schwarzenburg se centró en el proyecto para cumplir con éxito los ambiciosos plazos de entrega.

Gracias a unos permisos especiales, el material pudo transportarse a través del balneario de Saas-Fee, donde normalmente sólo se permiten taxis eléctricos. Para transportar los componentes a las estaciones de Metro Alpin, cubiertas de nieve, hubo que tomar medidas especiales. Para transportar los accionamientos de las puertas y las alas se utilizaron principalmente helicópteros, aunque sólo se podía transportar un máximo de 500 kilos de carga por vuelo debido a la escasez de aire. En ocasiones también se utilizaron máquinas pisanieves, habituales en los deportes de invierno, para garantizar que el personal y las puertas estuvieran en el lugar y el momento adecuados.

Frío extremo: «efecto chimenea»

El aire enrarecido también fue un problema para los montadores de Gilgen. Sentían la falta de oxígeno, se agotaban más rápidamente y en ocasiones sufrían dolores de cabeza. Además, el llamado «efecto chimenea», por el que el aire caliente sube y el frío le sigue, provocaba temperaturas extremadamente bajas. Esto ocurrió cuando se desmontaron las puertas de protección contra el viento de la estación del valle para sustituir los antiguos funiculares por otros nuevos. Al principio, estas temperaturas llegaron a descender hasta unos gélidos -21 grados. Los almuerzos calientes en el restaurante de montaña de Mittelallalin (el restaurante giratorio más alto del mundo) y las bañeras calientes en los alojamientos de Saas-Fee hicieron soportables las condiciones extremas.

Finalmente, el proyecto se completó con éxito en verano y Gilgen recibió los elogios expresos de los operadores por su excelente fiabilidad y la rápida realización del proyecto. 

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